ALGUNAS CONSIDERACIONES RESPECTO A SOCIOTERAPIA CORPORAL

La Socioterapia Corporal se distingue de las terapias tradicionales en varios aspectos. Aquí mencionaré brevemente las diferencias que mantiene respecto de las terapias administradas por la gran corriente del psicoanálisis y su enfoque psicodinámico en general, así como por la terapia familiar y la socioterapia tradicional.

En primer lugar, la Socioterapia Corporal se diferencia del enfoque psicodinámico, ya que este ha privilegiado el entendimiento de los transtornos afectivos y de comportamiento a partir de una perspectiva biográfico-emocional del paciente, en cambio la Socioterapiacorporal incluye como una parte fundamental los procesos conflictivos de la socialización primaria y secundaria que experimentan los hombres y mujeres de nuestra cultura y para esto además utiliza técnicas de trabajo corporal. En este sentido hablar de cuerpo implicaría también hablar de corporalidad, es decir, "de procesos que se generan en el propio cuerpo y que son percibidos en la subjetividad y en la otredad, es decir, en el cómo nos constituimos a través de la mirada y vinculación con otros". La corporalidad así se relacionaría con la vivencia subjetiva del cuerpo más que en la objetivación de éste, así como también en la significación que se da a partir de la relación afectiva con un otro.

La Socioterapia Corporal también se diferencia respecto de la psicoterapia familiar (estructural o sistémica), la cual si bien atiende con eficacia las pautas de interacción en las que el paciente participa al interior de los sistemas en que se desenvuelve (familia, trabajo, etc.), carece de un enfoque crítico que observe las condiciones histórico-culturales que hacen posible dichas pautas particulares. Enfoque que es tomado por la Socioterapiacorporal.

Finalmente, la Socioterapia Corporal representa una profundidad mayor respecto al alcanzado por la socioterapia tradicional, ya que ésta centra sus esfuerzos en un plano de acción inmediata de apoyo al paciente para reinsertarlo funcionalmente al medio social, pero carece de una perspectiva teórico-social que comprenda con mayor cabalidad los cambios que están ocurriendo en la posmodernidad avanzada de hoy.

En suma, la Socioterapia Corporal:

Concibe al paciente como alguien determinado por la sociedad histórica en que le "tocó" nacer y desarrollarse. La solución de sus problemas, por tanto, tendrá que darse en función de su época y persona, no solamente en función exclusiva de su persona; considera que el paciente debe cuestionarse el individualismo tan característico de la modernidad, el cual presupone que la vida comienza con el yo singular y que “uno es el arquitecto de su propio destino”. En realidad, el individuo es menos todopoderoso de lo que se nos ha hecho creer. Resulta más realista percibirnos a nosotros mismos como la pequeña parte de un flujo histórico mayor que lleva un sentido propio, independientemente de nuestra voluntad, del cual no es tan fácil apartarse –al menos con tan poca conciencia; por tanto, nuestras más sensatas soluciones abandonan la perspectiva meramente "individualista" y están dotadas de un mayor sentido de la realidad social que nos rodea.

Con la Socioterapia Corporal la noción de libertad también cambia: de un “hago lo que se me da la gana” pasamos a un “hago lo que debo hacer, según me dicte mi conciencia de responsabilidad social”.

Y finalmente, la Socioterapia Corporal opina que la interacción social en la que todos participamos no es una mera dinámica de juego al interior de un sistema abstracto, cuyas leyes serían válidas universalmente y como si no hubiese contextos históricos específicos que enmarcan a dichas interacciones. Al contrario, toda interacción social ocurre siempre en una época cultural e histórica compleja. Las alternativas terapéuticas, por tanto, varían en consonancia con esto.

Alejandra Córdoba García, Trabajadora Social, Socioterapeuta Corporal.

Septiembre, 2010